
atawallpa oviedo freire
Los decoloniales y su falsa originalidad
Los llamados “decoloniales”, por haber popularizado el término decolonial (en inglés) desde las universidades de Estados Unidos, suelen considerarse pioneros en este campo. Sin embargo, lo cierto es que pensadores, activistas y pueblos indígenas ya hablábamos de descolonización mucho antes, en contextos donde no era una moda académica sino una necesidad vital para la supervivencia cultural, espiritual y política.
El problema central: reproducir la colonialidad
Aunque los discursos decoloniales proclamen una ruptura con la colonialidad, en realidad siguen siendo profundamente coloniales en sus métodos y categorías. Esto ocurre porque continúan utilizando marcos eurocéntricos —en especial los de la izquierda marxista y posmoderna— como referencia principal.
Así, mientras critican el eurocentrismo, lo reproducen, pues no se apoyan en los conocimientos, categorías y principios de los pueblos indígenas milenarios, verdaderos portadores de epistemologías descolonizadoras.
Eurocentrismo disfrazado de crítica
Los pueblos indígenas no necesitamos categorías importadas para pensarnos a nosotros mismos ni para definir cómo descolonizarnos. Desde hace milenios nuestras filosofías contienen principios de vida comunitaria, equilibrio con la naturaleza, nociones de transformación, espiritualidad y organización social.
Pretender que el marxismo, el posestructuralismo o las teorías posmodernas indiquen cómo debe hacerse la descolonización no es más que otra forma de colonización, quizá más sutil, pero igualmente invasiva.
La llamada filosofía de la liberación de Enrique Dussel es un ejemplo ilustrativo. Aunque su crítica fue valiosa, permaneció anclada en el marxismo eurocentrado, pretendiendo señalar a los pueblos cuáles debían ser los fundamentos de su liberación. Solo en sus últimos años, tras recibir críticas desde espacios indígenas y comunitarios, reconoció la necesidad de pensar más allá de esas categorías. Pero su viraje fue tardío y limitado.
Invisibilización y arrogancia
Lo paradójico es que los decoloniales dicen querer liberar a los pueblos indígenas, pero al mismo tiempo ignoran y desvalorizan nuestras filosofías, espiritualidades y cosmovisiones. Al no partir de ellas, las reducen a folclore o a meros objetos de estudio, imponiéndonos métodos externos diseñados desde su formación eurocéntrica para que podamos “liberarnos”.
Ese gesto no solo revela ignorancia, sino también arrogancia: pretender saber más que los pueblos que han resistido durante siglos al colonialismo, preservando sus categorías comunitarias, cósmicas y espirituales.
Egocentrismo académico
La raíz de la contradicción está en que las teorías decoloniales nacen del ego académico individual y de la competencia intelectual universitaria, no de la construcción comunitaria. Por eso se aferran a categorías marxistas o posmodernas: porque dentro de la academia esas son las que otorgan “validez científica”.
En cambio, las filosofías indígenas no surgen de un pensador aislado, sino de la vida comunitaria y de una memoria colectiva transmitida durante milenios. Son filosofías de la tierra, de la reciprocidad y del cuidado, muy lejos del individualismo académico occidental.
Hacia una propia descolonización
Una auténtica descolonización no puede formularse desde las universidades del norte global ni desde intelectuales que continúan pensando con categorías heredadas del colonialismo. Debe partir de los pueblos, de sus categorías propias, de sus filosofías milenarias y de sus experiencias históricas de resistencia.
Lo lamentable es que muchos indígenas han terminado asimilando estas teorías y se hacen eco de los decoloniales, inventando incluso categorías desde el ego académico, como la “lucha plurinacional de clase” (Iza). Estas nociones no provienen de nuestras tradiciones, sino de la traducción de paradigmas ajenos. En la práctica, se ha asimilado el colonialismo, tanto desde la izquierda como desde la derecha indígena. Muchos ya no piensan desde paradigmas indígenas milenarios: conservan el fenotipo, pero son mestizos, como lo somos ahora todos genéticamente.
Más allá de la moda académica
La descolonización no es una moda teórica ni un campo de competencia académica: es una práctica espiritual, política y comunitaria que los pueblos venimos desarrollando desde mucho antes de la existencia de universidades o discursos poscoloniales.
Mientras los decoloniales y la izquierda se pierden en debates teóricos, los pueblos indígenas —aunque pocos todavía— seguimos resistiendo la colonización en nuestra vida cotidiana, en los rituales, en la espiritualidad y en la organización comunitaria. Allí están los verdaderos caminos hacia un mundo distinto: un mundo de equilibrio, reciprocidad y respeto a la Madre Tierra.